Bienvenidos a mi blog! Aquí podréis encontrar cuentos, frases, poesias y todo tipo de cosas que invitan a la reflexión. Si sois de esas personas a las que les gusta darle vueltas a las cosas, este es vuestro sitio. Además, si queréis, vosotros también podéis colaborar enviando vuestras reflexiones a mi mail, y encantada estaré de publicarlas en el blog. Y dicho eso, aquí os dejo mi dirección. Espero que disfrutéis con "¿Te apatece reflexionar?". Un abrazo a todos. cronosmerle@hotmail.com

Quiero la luna



Había una vez un emperador chino cuya hija estaba a punto de celebrar su decimoséptimo cumpleaños. El emperador decidió que en lugar de darle una sorpresa, ella era lo suficientemente mayor para saber qué quería como regalo de cumpleaños. Así que le preguntó a su hija, diciéndole que era su deseo darle cualquier cosa que quisiera.

-Me gustaría que me regalaras la luna, -le dijo ella.

El emperador se sorprendió mucho, pero como le había prometido lo que quisiera, hizo llamar a su mejor ingeniero y le dijo que su tarea era traerle la luna a su hija. El ingeniero se inquietó mucho, pero formó un grupo de trabajadores para conseguir una torre de bambú que llegara hasta la luna.

La estructura llegó hasta el cielo, pero cuanto más alta era, más inestable era, y al final se fue abajo, matando a 50 hombres que estaban trabajando en ella en esos momentos.

El emperador se puso furioso, y le espetó al ingeniero:

-No sólo no has conseguido traerle la luna a mi hija, sino que también has matado a 50 de mis hombres en el proceso.

Y le mandó a matar.

El científico más destacado del país, que estaba muy afectado por el error del ingeniero, fue llamado entonces por el emperador con la misma petición. Se trataba de un hombre muy inteligente, y decidió utilizar la última tecnología para llevar a cabo la tarea.

Construyó un cohete para rodear la luna, y atraerla hasta la tierra con un gran gancho. Al final, lanzó el cohete con algunos de los mejores técnicos que pudo encontrar.

Pero cuando despegó, el cohete explotó en mil pedazos, matando a todos sus tripulantes. El emperador se enfadó aún más que antes, e hizo matar al científico.

Entonces acudió frustrado al filósofo y le dio la tarea de traer la luna a su hija. El filósofo pensó detenidamente y le dijo a la hija del emperador:

-He oído que quieres la luna para tu cumpleaños.

-Así es- contestó ella.

-¿Qué es la luna?-le preguntó él.

Ella contestó gesticulando con las manos:

-Es una gran bola blanca así de grande.

Así que el filósofo encontró una gran bola blanca del tamaño que ella le había indicado y se la dio al emperador para que se la regalara a su hija. Y todos vivieron felices por siempre jamás.

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